El EMPODERAMIENTO DE LA MUJER

EL EMPODERAMIENTO DE LA MUJER

Desde mi experiencia en la vida personal y profesional, la importancia del empoderamiento de la mujer y la consciencia sobre este término es un tema que debería ser cada día incluído en nuestro país con un tono de mayor seriedad tanto en aulas, como en hogares y en el entorno laboral.

En algunos países, estamos en una etapa temprana (por decirlo suavmente) de la consciencia sobre este concepto, donde aún muchos quedan confundidos sobre lo que realmente significa, e inclusive algunas mujeres lo mal interpretan, dirigiéndose en un camino no del todo correcto.

Hablar del empoderamiento de la mujer, más allá de sonar como algo intimidante o atemorizante en un ambiente laboral y personal, debería ser pedido con ansías, ¡incluso como una habilidad curricular!. Cómo bien lo cita la revista Forbes en un artículo de Febrero del 2016; “Hay que dejar de limitar el talento femenino, y así lograr la igualdad de oportunidades laborales. El hombre y la mujer deben entender que en una empresa son equipo, no adversarios . Analizando esto, considero que eso es parte de la características de una mujer empoderada, aquella que sabe manejar el uso de su talento para la toma de decisiones y colabora exitosamente en la sinergia de los talentos a su alrededor, o la optimización de los recursos que dispone.

La UN Global Compact (United Nations Global Compact), destacta 7 principios para el empoderamiento de las mujeres, que han sido base de una de las iniciativas sobre el tema lidereadas por la ONU con el objetivo de promover el desarrollo profesional y personal. Estos 7 principios son:

  1. Promover la igualdad entre mujeres y hombres desde la dirección al más alto nivel.
  2. Tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo, respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación.
  3. Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores.
  4. Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres.
  5. Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y marketing en favor del empoderamiento de las mujeres.
  6. Promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y de cabildeo.
  7. Evaluar y difundir los progresos realizados en favor de la igualdad.

Y el tema es aún más complejo de lo que puedo llegar a describir aquí, pero el punto de mencionarlo es porque ¿no serían estas las enseñanzas y valores que debemos transmitir a nuestras generaciones más jovenes,?. A educar a niñas que sean mujeres independientes, autosufcientes y capacitadas, y a niños que sean capaces de abrazar eso, impulsarlo y verlo como un trabajo en equipo, y no una competencia -y visceversa-.. ¡Competencia! He ahí uno de los problemas que he detectado constantemente, creamos de todo una competencia cuando deberíamos trabajar más en el concepto “equipo”. Y creo que el reto es mayor, cuando uno analiza el hecho de que la tarea se trataría de educar niños y niñas a ser competentes y destacarse, sin que pierdan la esencia que su propio género lo caracteriza.

En el rubro de la construcción, he visto varias situaciones muy particulares, donde uno reafirma que la línea es muy delgada. Por un lado he visto aquellas mujeres que logra mantener la posición de lider ante un grupo de género masculino, sin perder la postura, ni su parte femenina, y por otro lado, aquella en la que ya no distingues a la líder, porque se ha dejado llevar por el trato que entre hombres pueden tener en un ambiente más relajado. Es ahí donde creo que la escencia debe preservarse, aún cuando todos están en la misma línea profesional y contexto. Pero finalmente es una opinión muy particular.

Destacarse a través del esfuerzo y el conocimiento requiere mucha paciencia, empuje, y paciencia (¿mencioné ¿paciencia? ) además de que nos encontraremos con el mismo género queriendo competir y poner el pie, y no implica que sea menos dañino…es más letal.

A lo largo de la historia hemos leído, o visto diferentes mujeres rompiendo esquemas tradicionales y barreras, que se han vuelto modelos a seguir, cada una desde sus diferentes luchas, con sus particulares ideales y abriendo paso a las que caminarán en el futuro. En mi descubrir de cada una de ellas, me he dado cuenta de lo admirable de sus logros al entender con mayor claridad el contexto social en el que se desenvolvían en ese momento, y ahí fue cuando entendí un poco más la consigna de Mujer Empoderada.

Para mí, la Mujer Empoderada a la que muchas aspiramos, engloba demasiadas cualidades, y va más allá del poder adquisitivo o lo material, porque no trata de quién gana más salarialmente, o la que ha logrado un status económico mejor, o una posición mejor (porque las oportunidades pueden darse de diferentes maneras), sino aquella que ha logrado in fact romper la barrera salarial en sí; a avanzar a través de las barreras del diálogo; la que ha logrado el dominio de una facultad o aptitud para el bien; de la optimización de recursos para lograr resultados favorables tanto para el entorno humano como el corporativo, Aquella que logra destacar a otras mujeres, a través de ella misma y sus valores, la que logra posicionarse a ella y su negocio, al impulsar y reconocer el esfuerzo de otras mujeres. No creo que romper esquemas sea malo, creo que romper esquemas es necesario para lograr mejoras. La diferencia es en el ¿cómo?, ya que ante todo se debe mantener la postura fincada en integridad, la honestidad y el respeto a otros.

María Luisa Cruz Zerón.